• "SEÑOR, ¡Sé que me has llamado pero no sé que hacer!"
• Solo necesitas saber que has sido llamado; el qué hacer corresponde a Dios. Mientras tanto: Vigila tu vida, haste un exámen de conciencia, ético-espiritual. Métete en el aposento de la oración. Fortalece los flancos débiles en tu vida diaria. Ponte al día con Dios. Él te dirá para que sirves. Dios tiene una horma justa donde encajan todos los que ÉL ha llamado: "Los dones del Espíritu". ¡Préndete de DIOS como Jacob al ángel de JEHOVÁ y no lo sueltes hasta que te bendiga con el ministerio que sea el buen deseo de tu corazón y la voluntad de DIOS!.
• Hubo una vez, alguien camino hacia Damasco que escuchó el llamado de Dios y cayó postrado diciendo: "¿SEÑOR que quieres que haga?" Él obedeció y su testimonio habla claramente de un ministerio eficaz. La Voz de DIOS se cruzó en su camino y cambió el rumbo de la historia de este hombre de manera tan radical, que hasta su nombre cambió. Antes Saulo de Tarso, después Pablo el gran apóstol de la cristiandad.
• DIOS quiere cruzarse en tu camino para que le ayudes a cambiar el rumbo en la historia de muchas vidas humanas ¿le resistirás? o le dirás ¡SEÑOR yo iré!.
• "Cuando el clarín de la patria llama hasta el llanto de la madre calla". (Simón Bolívar).
• La trompeta de DIOS está llamando. Y tú, ¿Qué harás?.
R. V. Sr.
“Id y haced discípulos a todos los gentiles, bautizándolos en el nombre del PADRE, del HIJO y del ESPÍRITU SANTO, enseñándoles todas estas cosas y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días…”
La introducción y los ocho capítulos de la obra realmente pertenecen a cuatro conferencias, sin embargo para una mejor instrucción y conocimiento ya que esta obra pretende ser reflexiva y didáctica, preferimos dividirlos de esta manera.
“El evangelio es eterno” por cuanto estaba en la mente de DIOS antes de ser exteriorizado y junto con el evangelio estaba todo lo que le era inherente. Estuvo en la mente de DIOS como plan preventivo en caso de que el hombre fallara como en efecto sucedió.
“El evangelio es eterno” por cuanto DIOS no es un ser que improvisa aunque pudiera si quisiera pero su inmanencia y presciencia hace que nada le sea ajeno, por lo tanto DIOS en cierto modo nada crea. En ÉL todo está hecho; “DIOS llama a las cosas que no son como si son”.
“No habréis hablado cuando yo ya habré oído”. Sin comentarios.
Esta obra está dirigida a todo aquel que “apetece obispado” o al que habiendo tenido el encuentro con CRISTO ya transita el camino del ministerio.
¿Cómo y cuando sabré como me hablas? Este capítulo tiene que ver con la incertidumbre que a veces nos acosa, cuando ciertas luces espirituales empiezan a inquietarnos a lanzarnos en las manos de DIOS, cuando el deseo de servir en su obra empieza a sensibilizar nuestra voluntad, pero nuestra honestidad nos induce a buscar con ansiedad la verdadera voz de DIOS en medio del ruido que genera la estática que el mal pone en nuestros sentidos humanos y espirituales para hacernos sordos a la voz de DIOS, sin embargo la voz de DIOS se impondrá porque: “es fuerte como corriente de muchas aguas”.
Luego de sabernos seguros que hemos sido escogidos por DIOS para su obra empieza la verdadera batalla espiritual.
“No se por qué pero DIOS me escogió a mí” es la expresión de un ministro que sabiéndose marcado por DIOS para su obra, tiene que declarar ante ÉL su incompetencia si no depende incondicionalmente del poder del altísimo.
No conozco históricamente alguien escogido por DIOS que al recibir el llamado dijera: ¡Qué bien! ¡Estoy preparado!.
Tratándose de un llamado de parte de DIOS a toda una vida de dedicación, asumimos que vale la pena el esfuerzo y disposición a su servicio, algunas veces con ciertas privaciones por cuanto de nada estamos exentos. “¿Recibimos el bien y el mal no recibiremos?”
Ahora bien: tenemos que asumir nuestro nuevo “estatus” de escogido de DIOS, reconociendo nuestras limitaciones y nuestra incapacidad de poder obrar sin su ayuda.
Todos los paladines de DIOS asumieron el reto con temor y temblor. ¡Todos! Ezequiel, Moisés, Pedro, Pablo, todos dijeron SEÑOR yo iré pero ¡Dame las armas porque sin ti estoy perdido! El mismo Salomón sólo pidió una cosa: “sabiduría para poder gobernar a Israel”.
”Se que me has llamado pero no se que hacer”. Este tema y el que le precede pertenecen a una sola conferencia.
Es en el proceso evolutivo de la vida cristiana donde empezamos a ver las necesidades de la obra y en función de ella, pedir al SEÑOR un puesto en la vanguardia de su ejército. Sólo DIOS nos dirá lo que haremos, como lo haremos y en que lugar estaremos.
"Se que me has llamado pero no se que hacer"
La preparación deberá ser fundamental sin embargo hay algo que todos tendremos que enfrentar y es la cruz propia que deberá ser colocada al lado de la cruz de CRISTO porque todo aquel que apetece obispado tiene que seguir el ejemplo de Pablo. “Con CRISTO estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo…”. En la cruz está el secreto de un llamado eficaz.
Todo aquel que desee ser ministro del altísimo tiene dos retos que asumir y vencer: el desierto, cual Moisés para graduarse en la escuela de la humildad y mansedumbre y la cruz, cual JESÚS para sentirse real embajador de la fe de nuestro SEÑOR, digno de pertenecer a esta nueva raza por cuyas venas corre sangre de CRISTO y “cuya ciudadanía está en el cielo”.
“Se me olvidó el mensaje” puede considerarse un paréntesis en la secuencia que lleva la obra, sin embargo es indispensable tocar el punto referente a no perder la perspectiva futura de la palabra empeñada por cuanto ya DIOS nos ha señalado el camino, nos ha indicado la clase de labor a realizar y está a punto de darnos las armas necesarias para el combate y la siembra.
Cuando empeñamos nuestra palabra con ÉL, es porque nos consideramos uno con ÉL. Es en ese instante cuando satanás arrecia la batalla y lanza sobre nosotros toda su artillería pesada.
Son estos momentos críticos cuando en vez de aferrarnos a CRISTO como un náufrago a una tabla, nos olvidamos de DIOS, sacamos a relucir el esfuerzo humano que nos empuja por derroteros opuestos al que DIOS quería y de pronto, nos vemos trabajando a medias en la viña del SEÑOR pero olvidados del SEÑOR de la viña.
Debemos evitar que el esfuerzo humano nos haga olvidar el mensaje.
Sin embargo después de enderezada la senda nuevamente y “puestos los ojos en el autor y consumador de la fe”, asumido el reto de lanzarnos al horno de este mundo con el riesgo de ser consumidos por sus llamas, después de haberle dicho al SEÑOR ¡Voy! DIOS recompensa nuestro esfuerzo preparándonos para la obra y nos da las armas necesarias para ejercer nuestro trabajo.
“Una espada para la batalla y un arado para la viña”. Con estas herramientas tendremos el
nos vemos trabajando a medias en la viña del SEÑOR pero olvidados del SEÑOR de la viña
para vencer a las huestes infernales, “hoyar serpientes y escorpiones”.
Ya no habrá horno por infernal que sea, que resista el fuego purificador del ESPÍRITU SANTO ni fuerza que nos impulse hacia ÉL. Combatiremos fuego con fuego.
Saldremos ilesos de las llamas del infierno de este mundo y aniquilaremos con nuestras armas las fuerzas infernales que batallan contra el alma.
“El azadón y la espada” es la conclusión del tema anterior y nos demuestra el valor y la entereza que debe tener el hijo de DIOS cuando emprende una obra. Esdras y Nehemías entretejen sus vidas para darnos una página gloriosa en la historia de Israel que debe ser el paradigma de todo aquel que desea ser ministro del altísimo.
Hay pocos momentos más hermosos y aleccionadores en la Biblia que el instante en que Nehemías se decide a reconstruir el muro de la ciudad de Jerusalén. Son hechos históricos que ejemplifican magistralmente la forma como DIOS puede actuar en defensa de nuestros propios intereses cuando esos intereses están en perfecta consonancia con los suyos.
Hay una sola manera de sobrevivir a las asechanzas del enemigo en la tierra y esa es: prepararnos para la batalla sin descuidar por un instante la obra del SEÑOR y nuestra vida espiritual. En una mano la espada para la guerra espiritual y en la otra el azadón para trabajar y ser productivos en la viña del SEÑOR.
“Una voz más allá de las estrellas” no es más que la alabanza de un corazón agradecido que ve en el SEÑOR su grandeza y misericordia. ¿Cómo no creer en DIOS, si los cielos cuentan su gloria y el firmamento anuncia la obra de sus manos? ¿Cómo no creer en DIOS si somos el vivo ejemplo de lo que ÉL puede hacer con la escoria de este mundo? ¿Cómo no creer en DIOS si lo que ahora somos es por su infinita misericordia al enviar su HIJO el creador de todas las cosas, su especial tesoro a redimirnos?.
Esa voz que resuena más allá de las estrellas aún hoy está diciendo: “te necesito ahora”. ¿Le resistiremos? o iremos a su encuentro.
R.V. Sr.
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