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• En Dios toda acción realizada es de condición eterna. Ejemplo:

• La Iglesia y el Hombre
• El Hombre y la Iglesia
• La Iglesia es el Hombre
• El Hombre es la Iglesia

• La Iglesia es eterna = El Hombre es eterno, por los tanto no existe una historia de la Iglesia, aunque no es fortuito que al hombre tener historia siendo eterno, la historia se manifiesta sólo como un paréntesis de tiempo en el plano eterno.

• La Iglesia eterna se mueve paralela a los hechos históricos. La historia cambia a los hombres y a las cosas, pero no puede determinar su futuro.

• La Iglesia al nacer de Dios no tiene historia, no puede transcurrir en el tiempo, La Iglesia fué, ha sidoy siempre será.

• Todo lo que nace de Dios es eterno. A eso se debe que antes de exteriorizarse la Iglesia en el tiempo (Pentecostés), ya estaba predestinada a reinar como familia de Dios.

• Si se permite el término, la Iglesia es dilemática en el sentido estricto del concepto:
Entre dos opciones, escoja la Iglesia la que escoja, tome el camino que tome, el resultado será siempre el mismo:
"Reinar con Cristo".

• Sin la Iglesia el futuro del universo sería el caos.

• La Iglesia es la razón de ser del universo.

Acerca de la obra



La Iglesia y el proceso de redención de la humanidad van de la mano y tienen su génesis en la eternidad, fiel al principio establecido que “Dios nada crea, en Él todo está hecho”.

“Dios llama a las cosas que no son como si son”. Así como todo la estructura y el ensamblaje de la creación del universo estuvo siempre en la mente de Dios, así como el proceso de redención del hombre y el restablecimiento del orden universal tras la caída de Adán guiado de la mano del Verbo Divino estaba en la mente de la Deidad, de esa misma manera el hijo de Dios sale de su eternidad se introduce en la humanidad, viaja a través del tiempo como un humano más, cual Isaac en el desierto tras Rebeca, en busca de aquella esposa prometida, generada por su Padre Dios en la eternidad “desde antes de la fundación del universo”, pero entronizada en la dimensión temporal, es decir la iglesia, para volver con ella a la eternidad de donde nunca debió salir.

Dios en su condición de ser gregariamente social, antes de la generación del hombre, percibe las necesidades primarias de éste, indispensables para su sobrevivencia y procede a solventar esas necesidades. Primero le crea un hábitat ideal: le fabrica un hogar “Plantó un huerto en Edén” y aunque no estaba solo, pues vivía ente árboles, aves y otros animales, Dios advierte la clase de soledad de Adán porque lo siente en su propio ser.

Era este tipo de soledad que solo se calma con otra vida semejante, porque el bálsamo para una vida solitaria, es otra vida que la complemente en hechos y propósitos. ¿No se diría Dios a sí mismo: “He creado al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza” porque siento la necesidad de familia genética, de compañía ¿Cómo puedo dejar solo a Adán en el huerto? “Le haré ayuda idónea”, y así lo hizo.

Así como en Adán, el Padre eterno resuelve su “problema de soledad”; así como en Eva,

“He creado al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza” porque siento la necesidad de familia genética, de compañía ¿Cómo puedo dejar solo a Adán en el huerto? “Le haré ayuda idónea”

Adán resuelve su problema de soledad, de la misma manera el Hijo en la iglesia consigue su compañera eterna e idónea.

Dios formó a Adán con sus manos del mejor barro de la tierra. “A este hombre lo llamó Adán que en lengua hebrea significa rojo por que fue hecho de tierra roja macerada. Por que ésta es auténtica tierra virgen”. Tomado de “Antigüedades de los Judíos” de Flavio Josephus. Tomo I Libro I, Numeral II.

A Eva, Dios la formó del costado de Adán, después de haberle inducido a éste un sueño profundo.

Ahora bien: la relación Dios-Adán sufre un colapso al producirse la transgresión de la humanidad por el pecado de Adán y viendo Dios la necesidad de salvar a ésta, procede conforme a su plan eterno de redención. Se manifiesta Elohim en forma de Trinidad Divina. Ahora son Padre, Hijo y Espíritu Santo, el Hijo sujeto al Padre asume la condición de redentor y encarna de manera impecable en la condición de ser humano es decir en la persona de Jesucristo. El Verbo es entronizado por Dios en la creación para recuperar el reino perdido.

En la tierra, la cruz es el instrumento donde empieza a materializarse el plan de recuperación del reino perdido.

Al igual que a Adán, Dios induce un profundo sueño de “muerte” al Mesías sacrificado y de su costado herido de donde brota sangre y agua, símbolo hermoso del que muriendo da vida, le extrae la ayuda idónea o sea la iglesia, figura de Eva para el nuevo Adán (Jesús).

Dios sintió en espíritu propio la soledad. Necesitaba familia, no simplemente amigos o siervos y los ángeles no calificaban para esa condición. Dios no hizo a los ángeles con sus manos ni del polvo de la tierra a “su imagen y semejanza” ni tampoco le dio de su espíritu tampoco les dio el universo por heredad.

Los ángeles son seres creados, son inmensamente gloriosos y poderosos pero no son la imagen del único Dios Verdadero. En cambio el hombre no solo fue creado sino generado, hay el gen de Dios en él por eso dice la palabra sagrada que nos hizo sólo “un poco menor que Elohim” –versión Biblia del oso 1560-

Dios sintió en espíritu propio la soledad. Necesitaba familia, no simplemente amigos o siervos y los ángeles no calificaban para esa condición

o sea un poco menor que Él. Dios no podía elevar más alto la condición del hombre sin hacerlo una divinidad violando así su propia naturaleza.

Dios en su empeño de estrechar más su relación familiar y congénita con la humanidad se acercó a la sangre y a la carne en la persona de Jesucristo. En busca del reino perdido, el reino de Dios se acercó a nosotros, se hizo carne, habitó entre nosotros, compartió nuestro pan y nuestras necesidades, sintió la risa y el llanto, se sujetó a pasiones aunque no las concibió. ¡Se hizo hombre en Jesucristo.

Dios participó de carne y sangre para acercarnos y acercarse más a nosotros de lo que estaba cuando creó a Adán y a Eva.

La encarnación del Verbo en la humanidad es el símil de la exaltación y divinización de la iglesia en la Deidad para encontrarse en un punto medio que los iguala en su condición de ser compatibles para efecto de esa unión eterna por cuanto en la relación de unión Jesús Iglesia no puede haber diferenciación de género y especie. No se unen eternamente dos seres en yugo desigual: “es ley de Dios”.

La Iglesia salta de la dimensión del tiempo para entrar en el plano eterno de la mano de Jesús. Eva fue para Adán una iglesia temporal, la iglesia es para Jesús una Eva eterna.

De esto precisamente trata esta obra. De Jesucristo, su iglesia y el propósito eterno de Dios para nosotros.

Dios los bendiga y guarde. Raúl Velásquez Sr. Venezuela, 2008

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