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Inicio / Reflexiones / La Pasión de Cristo

Lucas en su evangelio nos revela que al final del ministerio de CRISTO en la tierra “Cuando se cumplió el tiempo en que El había de ser recibido arriba,

“Afirmó su rostro para ir a Jerusalén” Lucas 9:51.

Esta descripción concuerda perfectamente con la profecía de Isaías 50:7.

“Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.”

¿Casualidad? ¡No!

A partir de este momento, una serie de detalles en la vida de JESÚS demuestran que su hora había llegado. Atrás había quedado su conversación con Moisés y Elías en el monte de la transfiguración, diálogo que aunque no es recogido por el texto Bíblico, evidencia por las expresiones posteriores de JESÚS a sus discípulos, que se trataba de su subida a Jerusalén y su próximo sacrificio.

Después de este hecho, desaparece en JESÚS la actitud escurridiza de circunscribir su ministerio solamente a Galilea. A las autoridades romanas se les había vendido la idea que JESÚS era de condición sediciosa y alborotadora y al ser llamado MESÍAS, enviado o libertador, retaba el poder del Cesar y sus águilas romanas.

Para las autoridades religiosas judías tenía condición de blasfemo que “echaba fuera demonios en nombre de Belzebú”, dios de las moscas. Ahora entra al templo, arremete contra los mercaderes, látigo en mano voltea la mesa de los cambistas, saca a los vendedores de palomas para el sacrificio y diciendo con total autoridad:

“Mi casa, casa de oración será llamada”, cumple con la profecía, “El celo de tu casa me consume” Salmo, 69:9

Endurece su discurso contra los fariseos, saduceos y herodianos. Él mismo prepara su camino hacia el Calvario,

“Nadie me quita la vida. Yo la pongo para volverla a tomar”.

Con sus palabras y a punto de ser sacrificado para cumplimiento de la profecía, ni aún en ese momento dejó de decirle a satanás: “No te pertenezco, si voy al sacrificio es por que quiero, tú no me quitas la vida yo la pongo para volverla a tomar y al tomarla nuevamente como te vencí en el desierto te volveré a derrotar. Arrancaré tu miserable vida y destruiré a la muerte”.

“Muerte yo seré tu muerte”.

El camino hacia la cruz estaba trazado, no había vuelta atrás, su muerte por nosotros era inevitable, la marcha victoriosa hacia la Cruz estaba a punto de comenzar. Luego lo vemos refugiado con sus discípulos excepto Judas en el huerto de Gethsemaní preparándose para lo inevitable.

“angustiado hasta la muerte” “y era su sudor como gruesas gotas de sangre” diciendo: “Padre si es menester pasa de mi esta copa” y luego como ser humano reflexionaba “empero no se haga mi voluntad sino la tuya”

¿A que se refería el SEÑOR JESÚS en este momento de angustia con estas palabras? ¿Qué era lo que realmente le atormentaba? La muerte física evidentemente que no. ¿El ser maltratado? JESÚS era un varón. ¿No era este el mismo que resistió las arremetidas del diablo en el desierto saliendo airoso en la contienda? Dice la palabra que:

“como cordero fue llevado al matadero enmudeció y no abrió su boca” Isaías 53:7

Sin embargo, un solo reclamo una sola queja salió de Él, cuando pendía de la cruz:

“Dios mío Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?”

El cordero de DIOS si abrió su boca pero no para quejarse de su dolor, ¡mil cruces no hubieran sido suficientes para quebrar su férrea voluntad!

Era la separación del PADRE lo que angustiaba a JESÚS.


Juntos por toda la eternidad, hechos uno solo en perfecta armonía; cuando creaban los estatutos para la creación del universo allí estaban, cuando engendraron al hombre, juntos hundieron las manos en el barro y dándole forma soplaron en el hombre “aliento de vida”. Ahora PADRE ¿Me tienes que desamparar? Parafraseando el clamor de JESÚS, sería más o menos como sigue: “PADRE tu sabes que hemos estado siempre juntos. Me angustia la idea de estar separado de ti y a ti te debe pasar lo mismo, si hay alguna forma de que yo beba esta copa sin separarme de ti hazlo por favor. Pero si no, “que se haga tu voluntad y no la mía”. En eso consistía su dolor, por eso su angustia y sus lágrimas

Material promocional de la película "la Pasión de Cristo" dirigida por Mel Gibson

Juicios Religiosos

Fotograma de la película "la Pasión de Cristo" dirigida por Mel Gibson

1.

Es llevado ante Anás suegro del Sumo Sacerdote. Juan 18:12-14. Aquí se infiere el asesinato de JESÚS. Luego es remitido al sumo sacerdote Caifás (Mateo 26:57-68). Es sentenciado a muerte por blasfemia, por haberse atribuido la condición de DIOS.

2.

El Sumo Sacerdote, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo que componen el sanedrín la máxima autoridad religiosa en Israel, entran en consejo contra JESÚS, para entregarlo a muerte, sentencia que no pueden cumplir por cuanto el sanedrín no tenía poder para quitar la vida a alguien acusado de sedición. El Derecho Quiritario romano se los impedía y por blasfemia parece ser que nadie quiso hacerse responsable de apedrearlo.

Jucios Político - Jurídicos

1.

El Sanedrín y el sumo sacerdote envían a JESÚS ante Poncio Pilatos.

Acusación: Sedición y usurpación de autoridad por encima del Cesar, al hacerse llamar Rey de los Judíos.

Juan 18: 28-38.

Decisión jurídica:

Inocente.

2.

JESÚS enviado por Pilatos a Herodes, por cuanto era galileo y Herodes era tetrarca de la provincia de Galilea.

Acusación: El mismo argumento ante Pilatos.

Lucas 23:6-12 y 15.

Decisión:

No culpable.

3.

JESÚS enviado por Herodes a Pilatos.

Acusación: Perturbador de la paz del pueblo, sedicioso etc.

Decisión:

Inocente.


Sin embargo una expresión que salió de la multitud hizo reflexionar a Pilatos.

“Si a este sueltas no eres amigo de Cesar; todo el que se hace rey a Cesar se opone”.

Pilatos era romano pero de origen español de la provincia de Sardis, no era bien visto en el imperio y a decir de algunos historiadores, ser procurador en Palestina era visto como un destierro o castigo.

De hecho el poder de decisión de Pilatos era muy limitado pues ni siquiera estaba subordinado directamente al Cesar de turno. Su cargo era de procurador y dependía política, administrativa y militarmente del gobernador de Siria. A más de esto, su relación no era muy buena con el cruel y despótico emperador Tiberio Cesar.

Decisión salomónica:

Soltar a Barrabas (un verdadero sedicioso) y crucificar a JESÚS (un verdadero inocente).

Fotograma de la película "la Pasión de Cristo" dirigida por Mel Gibson

Postración Corporal

Trailer de la película "la Pasión de Cristo" dirigida por Mel Gibson

El profeta Isaías nos revela el grado de postración corporal tras el maltrato a que fue sometido en este periplo por los diferentes juicios.

Veamos Isaías 53:2-12: “ No hay parecer en el ni hermosura”. “Despreciado y desechado entre los hombres, experimentado en quebranto”. “... Llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios...”. “Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados... y por su llaga fuimos nosotros curados”. “... Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. “Angustiado Él y afligido no abrió su boca. Como cordero fue llevado al matadero...”. “y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte”. “... Derramó su vida hasta la muerte y fue contado con los pecadores”.

No es de extrañarse que los discípulos en el camino a Enmaús, Magdalena en el huerto, los discípulos en el aposento de Betania y Pedro a orillas del mar de Galilea tuvieran dificultad para reconocerlo.

Que podía quedar de sano en un ser humano que según los escritores de los evangelios había sido: amarrado, golpeado, burlado, escupido, azotado, escarnecido, desnudado, humillado, menospreciado, golpeado con una caña y como eso no era suficiente, coronado con espinas, antes de ser clavado de manos y pies, expuesto al calor del día a la intemperie, semidesnudo y luego por si fuera poco después de haber agotado su última dosis de vida, un miserable soldado le clava una lanza en el costado para asegurarse de que estuviera bien muerto.

¡Ah miseria humana¡ Un Médico forense amigo le explicaba al autor que para que saliera sangre y agua en un cuerpo sin presión sanguínea era necesario que la lanza hubiese roto por lo menos dos costillas para abrirse paso a la membrana pulmonar llena de agua y luego partir el corazón para que brotara sangre o que esa persona hubiese fallecido por asfixia en medio de una gran angustia. La primera opción pudo darse pero sin romper las costillas, pues la profecía debía cumplirse “hueso de Él no será roto”.

Ningún sacrificio preocupó a JESÚS, su dolor lo produjo, la separación aunque por poco tiempo, de su PADRE.

Fragmento extraído de la obra "Él Calvario responde al Sinaí"

Autor: Raúl Velásquez Sr.

Comentarios

Con motivo de la proyección de la película La pasión de CRISTO cuyo director es Mel Gibson, hemos recibido numerosas preguntas acerca de la realidad de los hechos acontecidos en la vida de JESUCRISTO a partir del momento en que abandona el huerto de Getsemaní y su muerte en la cruz. Especialmente lo referente al castigo y la violencia sufrida en el patio del pretorio romano en Jerusalén, cuyo procurador era Poncio Pilatos.

Sin dudar de la buena intención del Sr. Gibson y a la luz de lo que el profeta Isaías revela acerca de esos momentos, que luego es refrendada por los evangelios, creemos que los hechos acontecidos según como los relata el Señor Gibson no encajan en su verdadera dimensión con lo que la escritura establece.

No creemos que la violencia desatada contra la humanidad de JESUS por orden de Pilatos haya sido tal como se revela en la película. Vemos en ella violencia desatada, anarquía, desgobierno, ausencia de normas legales y barbarie que no están en concordancia con las leyes romanas. Tengamos en cuenta que para Roma por las palabras de Pilatos, JESUS fue considerado inocente y para tranquilizar al Sanedrín y al pueblo, Pilatos manda a azotar a JESUS aún en contra de su voluntad.

El estado Romano era un imperio donde funcionaban casi estrictamente las instituciones jurídicas y se regía por el derecho quiritario o derecho de los ciudadanos romanos. Esa era la ley que era aplicada en los aspectos civiles, penales y administrativos a los ciudadanos romanos.

Como quiera que este derecho no era aplicable a los ciudadanos no romanos, todos aquellos pueblos que estaban bajo el protectorado del imperio se les aplicaba el derecho pretoriano. Este era un derecho que se aplicaba a los patricios y luego a algunos plebeyos, finalmente terminó aplicándose a querellas que se daban entre romanos y no romanos buscando un poco de igualdad jurídica.

El derecho pretoriano protegía a los judíos de los desmanes civiles o penales del imperio y aún de ellos mismos.

Pilatos era el pretor de Judea, por eso JESUS es llevado hasta él y sabiendo que JESUS era inocente consiente en castigar a JESUS aún contra su voluntad y la de su esposa. Pilatos sabía que las acusaciones contra JESUS no ameritaban más que 40 latigazos menos 1 según lo establecía la ley Judía en el libro de Deuteronomio 25:2 y 3.

“Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes.

Se podrá dar cuarenta azotes, no más; no sea que, si lo hirieren con muchos azotes más que estos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos.”

Los sacerdotes Judíos “representantes del pueblo” ante DIOS o sea el Sanedrín eran estrictos cumplidores de la ley de DIOS y por ninguna circunstancia iban a pasar por encima de Deuteronomio 25:2 y 3. Eran tan cuidadosos de infligir castigo según la ley, que para esos menesteres poseían un látigo de tres cuerdas de manera tal que al dar 13 latigazos multiplicados por tres pudiesen cumplir el precepto 40 latigazos menos uno o sea 39 latigazos y el Lictor, persona encargada de hacer cumplir la sentencia del pretor, sabía que esa sentencia debía cumplirse ajustada a derecho. Así funcionaban las instituciones romanas. No creemos que quien soportara el castigo al que fue sometido JESUS según la película pudiese resistir luego caminar más de 1 kilómetro con una cruz de más de 90 kilos a cuesta.

Debemos estar claros en que la presencia del VERBO en la naturaleza de CRISTO era condición indispensable para ser considerado un ser humano sin pecado. Hasta allí llegaba la función y modalidad del VERBO en la vida de JESUS - hombre.

Decimos esto, porque pareciera ser que algunas personas piensan que el VERBO en la humanidad de JESUS le daba condición de superhombre y DIOS PADRE no tenía planteado tal condición en JESUCRISTO.

Muchas personas le quitan mérito a Nuestro Señor JESUCRISTO porque piensan que un DIOS como él era capaz de resistir el más implacable castigo sin acusar el dolor. La grandeza de CRISTO estuvo en que siendo hombre sujeto a pasiones y debilidades, pudo soportar el más implacable de los castigos de acuerdo con el derecho pretoriano.

JESUS no fue castigado más de lo que el derecho pretoriano exigía para un delito menor, tal como lo estableció Poncio Pilatos. De hecho para Pilatos JESUS era un hombre inocente como también lo era para Herodes.

La institución judía del Sanedrín representada por el sumo sacerdote no tenía poder ni juridicidad sobre la vida de las personas que estaban bajo el dominio del derecho romano o quiritario y por tanto del derecho pretoriano.

Existían leyes específicas las cuales nombro a continuación que regían o normaban las penas dadas a los diferentes delitos cometidos por un no nacional romano y JESUS no lo era.

En el supuesto de que JESUS fuese considerado bajo la figura del delito de sedición persona que atentaba contra las Instituciones Romanas, el instrumento a aplicar era el IUS GLADII. Esta era un elemento jurídico que detentaban y ejercían emperadores, cónsules, gobernadores de provincia, prefectos urbanos y prefectos pretorianos (Pilatos tenía condición de Prefecto Pretoriano y de Gobernador de Provincia) en orden a la administración de justicia criminal, que les confiere facultades para imponer condenas capitales (muerte) y corporales.

Por las palabras de Pilatos “Ningún delito hallo en Él”, JESUS no calificaba para cualquier tipo de castigo y no tenía condición de sedicioso, no aplicaba para Él la ley Gladii, solo recibió unos latigazos para calmar la jauría humana que pedía su muerte. Otra causa por la cual a JESUS se hubiese podido enjuiciar por las leyes romanas era si hubiese sido acusado por la figura conocida como crimen maiestatis o crimen laesae maiestatis, considerado un delito público contra la soberanía del pueblo, contra la autoridad de los tribunos y contra la soberanía y seguridad del estado o la persona del César.

Recordemos las palabras “Este se hace llamar Rey y no tenemos otro Rey que César”. Tan ridícula acusación no halló cabida ni en Pilatos ni en Herodes, quien devuelve a JESUS a Pilatos de nuevo porque “No hallo delito en Él”.

Conclusión

1.

Pilatos nunca quiso castigarlo.

2.

Herodes no quiso semejante compromiso y lo devuelve a Pilatos.

3.

Pilatos ordena azotarlo solo por compromiso y decide soltarlo, más los judíos no lo dejan y prefieren a Barrabás.

4.

El sanedrín solo podía azotar según la ley judía. El acto de lapidación o apedreamiento podía ser incitado por las autoridades del sanedrín pero no ejecutado por ellos sino por el pueblo, porque según las leyes romanas las autoridades judías no tenían poder legalmente sobre la vida de ningún judío. A la pregunta de Pilatos ¿Qué haré con este hombre?, el pueblo instigado por los sacerdotes no gritó vamos a crucificarlo, dijeron “Crucifícale” y al escuchar Pilatos “Si a éste sueltas no eres amigo del César” lavándose las manos intenta salvar su responsabilidad y lo entrega para ser crucificado.

5.

Si tan mal quedó JESUS después del castigo infringido por Pilatos o por miembros del Sanedrín: ¿Cómo pudo presentarlo Pilatos vestido ante la multitud y cubrir la distancia del vía crucis con una cruz a cuestas?

El sacrificio de CRISTO estuvo en que siendo DIOS se despojó de su gloria hasta la condición de hombre y siendo hombre, se humilló hasta lo sumo, hasta muerte de cruz y después de muerto, su espíritu y alma bajaron a los infiernos como el pecador más grande del universo a pagar su cuenta, poniéndose en manos de satanás y sus huestes infernales hasta que el ESPIRITU SANTO lo vivificó.

Por cuanto él solo, al estar separado del PADRE como consecuencia de la carga de su pecado, no tenía capacidad para salir de las profundidades abismales del infierno.

“Por lo cual el Espíritu lo vivificó suelto los rigores de la muerte”.


DIOS bendiga a todos, Amén.

Ph.Dr. Raúl Velásquez Sr.

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